Morena, PRI y PAN, de los tres no se hizo uno

En 2018 inició una carrera electoral en la que estos partidos y sus actores se olvidaron de algo, representar una verdadera oposición

En un lapso corto de tiempo, Movimiento Ciudadano se posicionó como la primera fuerza política en Jalisco, tiene mayoría en el Congreso, gobierna los municipios más importantes y se da el lujo de ser el rival a vencer en la elección de 2021, un logro que, si bien se logró en 2018, comenzó construirse al menos diez años atrás haciendo algo muy bien, saber ser oposición.

Liderados por Enrique Alfaro, en ese entonces candidato a la presidencia de Tlajomulco, el proyecto político que ahora le da vida, fuerza y color a MC, comenzó con un principio muy simple en la política: criticar y cuestionar a los que ostentaban el poder.

Alfaro ganó la elección y desde ahí, desde una oficina presidencial chiquita, cuya azotea albergaba la cárcel municipal y el depósito de bicicletas recuperadas, Enrique Alfaro y la apodada Hermana República de Tlajomulco marcaban la agenda en la ciudad, enfrentó a los poderes fácticos, rompió y confrontó públicamente al grupo universidad y su líder moral Raúl Padilla, destruyó al PRI a nivel municipal e hizo lo que quiso con el PAN en la metrópoli, incluso, cuando lo decidió, hirió de muerte al PRD al menos en su Área Metropolitana.

11 años después la pregunta es ¿Qué pasaría si hubiera un Enrique Alfaro en Morena, el PRI o el PAN? ¿Qué pasaría actualmente si los partidos de oposición supieran serlo? Porque seamos realistas, nadie ha jugado ese papel de a de veras.

En los siguientes tres meses los partidos y sus actores principales tratarán de hacer lo que no han hecho en los últimos tres años, jamás demostraron tener una agenda adecuada para operar como la contraparte que tanto se presume que son las fuerzas políticas opositoras.

No hay una figura o partido político que a lo largo de la actual administración confronte, cuestione o haga tambalear a la gerencia alfarista en el estado o cualquiera de sus sucursales municipales, y vaya que hay elementos para poder hacerlo.

Morena no tiene pies ni cabeza, bueno, ni siquiera lograron armar una dirigencia estatal, se han desgastado con golpes y conflictos entre ellos, se han preocupado más por conseguir un espacio que les garantice hueso, que por representar a ese sector de la población que en 2018 eligió al presidente de la república.

El cuento es el mismo con el PRI y con el PAN, los dirigentes estatales y municipales de partido nada más no inspiran, son insípidos, mientras que los representantes populares en los ayuntamientos se dedicaron a hacer acuerdos con el presidente en turno para dejarlo operar sin problema a cambio de favores y puestos para sus allegados.

Muchos de ellos, el esfuerzo más grande que hacen es apretar los cuatro dígitos en el cajero automático para cobrar el sueldo otorgado por la preferencia electoral de los votantes que les creyeron en la pasada elección, y son tan cínicos que muchos se apuntaron para este 2021 y hasta le escalaron un peldaño, y, de integrar una planilla pasaron a querer ser el candidato a la presidencia municipal.

La mayoría de los regidores en todo Jalisco son una broma de mal gusto, los partidos de oposición son un cero antes del punto, no suman ni restan, solo están ahí flotando de muertito, adornando una silla que ni tiempo les ha dado de calentar.

La pandemia fue lo mejor que les pudo haber pasado porque ahora ni siquiera se tienen que parar en su oficina, tienen el pretexto ideal para no recibir a la gente, para no formular iniciativas que trasciendan y les dio la justificación idónea para su pobre desempeño.

Los partidos en el poder hacen lo que quieren y no hay nadie que haga nada para impedirlo, los pocos que lo intentan no logran hacerlo porque no hay unidad en sus fracciones, cuando llegaron en aquel 2018, ya estaban pensando en 2021 y se olvidaron que antes de llegar al día de hoy, tenían que transcurrir tres años en los que había que trabajar, había que hacer algo, al menos, justificar su pobre existencia.