«Que alguien me diga si ha visto a mi mamá»

Susana desapareció en Medrano durante la mañana del pasado sábado, sus hijos y famlia la buscan y la esperan

Con tan solo 18 años de edad, una joven vive la angustia de no saber nada sobre el paradero de su madre, las preguntas sin respuesta, las noches de insomnio y el estrés que le invade no se comparan con nada de lo que ha experimentado con anterioridad en su corta vida, ella, espera que alguien pueda ayudarle y decirle, si ha visto a su mamá.

Susana desapareció el pasado 20 de marzo en Medrano, municipio de Guadalajara, el sábado. Por la mañana todo transcurrió de manera habitual, sacó algunas cosas del refrigerador y la despensa para preparar el desayuno de su segundo hijo, un niño de diez años.

A las 10:30, Susana avisó a su hija que pasaría a dejarle a su hermano para seguir con otras labores, sin embargo, por razones no definidas, salió de casa minutos más tarde, esa fue la última ocasión en que sus familiares tuvieron certeza sobre su paradero.

Susana salió en una camioneta de la marca Chevrolet Tax, en color blanco y con terminación de placas 8953. Su teléfono está fuera de línea y las llamadas entran directo a buzón.

El dolor en el estómago era apenas el comienzo de lo que seguiría, tres noches y cuatro días en los que la familia no sabe nada de Susana, tiempo en el que han tenido que justificar con el niño de diez años la ausencia de su madre para no tener que decirle, que se encuentra desaparecida.

El concepto que tiene la familia de Susana sobre ella es el de una mujer “risueña, agradable, sonriente, la típica persona que hace reír a todo mundo en las reuniones”, pero, sobre todo, una madre que siempre está al pendiente de sus hijos, que no se despega de ellos y que cuando decidió poner un negocio lo hizo a unos metros de su hogar para poder atenderlos, una mujer que jamás dejaría a sus dos amores solos.

Es también una mujer trabajadora, que no descansa un solo día de la semana y siempre tiene la mejor cara para atender a sus clientas, ellas también desconcertadas con la noticia, algunas todavía no lo creen y tratan de apoyar para localizarla.

La desaparición de Susana es un laberinto sin salida para quienes la conocen, su ausencia rompe con todo lo que conocen de ella, pero sobre todo rompe con la estabilidad de su hija de 19 años, que ha pasado los últimos días con los ojos hinchados, la cara descompuesta y consternada, “casi no habla, está destrozada”, comenta un familiar.

Susana que tiene 42 años de edad, es de tez morena clara, su color de cabello es castaño y su complexión regular, el día que desapareció portaba un vestido negro con franjas blancas a los costados, calzaba tenis y como seña particular, tiene dos tatuajes, uno en el tobillo y otro en la espalda, una flor de loto acompañada de la frase “Donde la vida comienza y nunca se acaba”.