La aún no superada pandemia del COVID-19 no sólo ha puesto en jaque al sistema de salud a nivel mundial, sino además al sistema social y económico como se ha visto, con el cierre total o parcial de actividades productivas, el incremento de los índices de violencia no sólo en las zonas marginadas, crisis humanitarias con las comunidades migrantes, entre otros factores.
Un centenar de estudios han sido publicados en los últimos meses para medir los efectos de este fenómeno y sus repercusiones a mediano y largo plazo, siendo los más significativos aquellos que analizan el impacto de la pandemia sobre la vulnerabilidad de las mujeres , por ejemplo, el PNUD (2021) publicó “Los impactos del COVID-19 en la autonomía económica de las mujeres en América Latina y el Caribe” señalando que, en materia de seguridad económica de las mujeres, casi el 50% tienen una participación laboral con actividades en su mayoría vinculadas a trabajos con baja productividad y por ende, con menor remuneración.
De las actividades identificadas con bajas percepciones se encuentran aquellas realizadas en trabajos domésticos , en las cuales, las mujeres alcanzan una representatividad superior al 90%. Adicional a lo anterior, el comercio minorista, el turismo, la actividad hotelera, la gastronomía, entre otras que se han visto severamente afectadas poseen una alta participación del sector femenino.
En Jalisco, de acuerdo al análisis del Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado (IIEJ) la pandemia dejó en el desempleo a más de 40 mil mujeres de un millón 492 mil que tenían una fuente de empleo formal a finales del 2019, quienes se enfrentan a otra problemática, como lo señala la académica de la Universidad de Guadalajara, la Dra. Raquel Partida Rocha (UdGtv, 2021), el efecto de la “escalera rota” (ir en ascenso laboral y de repente caerse), lo cual, complica aún más las posibilidades de erradicar la vulnerabilidad en este sector de la población. En el caso de la violencia, la de orden intrafamiliar se ha disparado en un 70%, que refleja un incremento de llamadas al 911, en la atención en instancias estatales y municipales y los ingresos a la Red de refugios nacional (UdG, 2020), tan sólo por señalar algunas situaciones. Actualmente, esas acciones se siguen presentando y viralizando, imposibilitando que la vulnerabilidad ceda, como el caso de la profesora de inglés de la Universidad Autónoma del Estado de México que fue golpeada por su pareja en el transcurso de una clase en línea, o del asesinato a balazos de una residente de California en Estados Unidos que se encontraba tomando atendiendo clases con sus dos hijos a través de la plataforma Zoom
Deja una respuesta