Piden ayuda con transporte al sur de la metrópoli

Periférico Sur y Colón se convierte en un caos y un suplicio para los usuarios del servicio de transporte público

Desde el sur del Área Metropolitana, los usuarios del transporte público lanzan un grito de auxilio para que las autoridades intervengan y den solución a un punto donde el conflicto ya es rutina y la palabra “dignidad” es la gran ausente.

Se trata del paradero de Periférico Sur y Colón, donde en determinadas horas del día abordar un camión que te lleve a tu destino es una verdadera proeza, pues hay que hacer largas filas, esquivar vehículos en movimiento y ganar un espacio entre empujones, tan solo para subir a un camión en el que viajarás de manera incómoda y desagradable.

Este escenario se hace presente desde las 6:30 de la tarde y así prevalece hasta que la última unidad en circulación brinda servicio por la zona, debido a que en este punto se concentra un gran número de habitantes de Tlajomulco y Tlaquepaque que regresan a casa procedentes de sus trabajos, escuelas u otras actividades.

Muchos de ellos viajan en Tren Ligero, un servicio que de acuerdo a información del Sistema de tren Eléctrico Urbano, (SITEUR) tiene una frecuencia de paso entre un tren y otro, de cinco minutos y medio, con capacidad de hasta 600 pasajeros en los trenes de dos vagones y 900 para los de tres.

Esos números en la capacidad de servicio del Tren Ligero superan considerablemente a los que ofrece el servicio de transporte en el lugar, cuyas frecuencias de paso de las unidades puede tardar hasta 10 o 15 minutos, y si bien, son diversas las rutas que brindan el servicio, ni todas juntas logran solventar la demanda del usuario.

“Aquí hemos tratado de hacer fila para hacerlo un poquito más ordenado (el uso de las rutas) pero los camiones se paran donde ellos quieren, ellos no tienen orden, entonces puedes estar formado aquí y el camión se detiene a diez metros, entonces toda la gente corre para que no se les vaya el camión y ya se rompió la fila y subes a empujones o te quedas abajo”, explicó uno de los usuarios, vecino del fraccionamiento La Arbolada, que además explica que esperar al otro camión no garantiza que podrás subir, pues de nueva cuenta se acumula gran cantidad de personas y se repite la rutina antes descrita.

Aunque el problema lo padecen todos los usuarios, para algunos resulta todavía más complicado, entre ellos las mujeres, que en este espacio rara vez son consideradas con la cortesía de que se le permita el acceso a la unidad, mientras que aquellos que viajan con bolsas, paquetes o maquetas,  cuando tienen la suerte de subir al camión, se enfrentan a viajar como equilibristas que no tienen punto de apoyo para estabilizarse durante su traslado.

Este suplicio es al que se enfrentan los usuarios día tras día, en el que el cansancio, la carga emocional y el estrés acumulado de la jornada se potencializa al enfrentarse al último reto antes de llegar a casa.

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